RAMÓN ES ENFERMERO Y SUEÑA CON VOLVER ORÁN.
Después de 25 años fuera de Orán, con una vasta experiencia sueña con volver a la ciudad que lo vio nacer.
Después de 25 años fuera de Orán, con una vasta experiencia sueña con volver a la ciudad que lo vio nacer para ponerse al servicio de la salud.
Esta es la historia de Ramón Arturo Aibar, un enfermero de 49 años que hace más de dos décadas vive fuera de su terruño, de sus afectos.
Ramón como lo conocen sus amigos, estudio en la escuela de Comercio Julio Cortez, de la ciudad de Orán, el mayor de cinco hermanos, se crio en un hogar muy humilde, su madre ama de casa y su padre empleado rural.
Cuando terminó el secundario, descubrió que su vocación era ser médico cirujano, pero su familia no tenía los medios económicos para que el estudiara medicina, así que su única opción fue cursar la carrera de enfermería en la Sede Regional de la UNSa.
Durante esos años conoció a Nélida Melgar, primero su compañera de estudio, hoy su esposa, con la que compartió los primeros años jornadas completas de trabajo.
A los 24 años, recién casados y recibidos golpearon puertas “pero entendimos que nadie es profeta en su tierra y decidimos a buscar suerte a Mendoza y Buenos Aires, solo llevamos cuatro bolsas, una valija y un corazón lleno de sueños por cumplir”
Allí no solo encontraron estabilidad laboral sino además siguieron con sus estudios universitarios, trabajaban de noche y estudiaban de día “nos recibimos de licenciados en enfermería y más tarde, Nélida se recibió de abogada”.
En ese tiempo, Ramón se dió cuenta que definitivamente su vocación era la enfermería, quizás la explicación tenga que ver con que son trabajos que buscan precisamente mitigar el dolor, hacer desaparecer el sufrimiento y, en la medida de lo posible, alargar la vida. Y, no todo el mundo tiene el temple para dedicarse a ello.
A pesar que iban creciendo profesionalmente el desarraigo era duro y doloroso, “siempre albergamos la esperanza de volver a nuestra tierra”.
El amor por la profesión y la experiencia se conjugaron para que Ramón se convierta en jefe del servicio de enfermería y profesor universitario en la Fundación Favaloro desde hace 14 años, además de ser técnico anestesista y jefe de terapia intensiva en el hospital Piñeiro, “amo la profesión voy a morir siendo enfermero” expresa convencido del camino que eligió en su vida.
Después de 25 años fuera de casa, ambos decidieron emprender el regreso, cerca de sus padres, hermanos y sobrinos. “Hace unos meses Nélida tuvo una oportunidad laboral en Orán y la anime a volver, mientras yo espero pronto abrazarla a ella y a mi familia.
En estos años fuera ganamos mucho conocimiento, pero perdí seres queridos en el camino, hoy quiero estar cerca de mi mamá y poner todo mi conocimiento y experiencia al servicio de la ciudad que me vio nacer, sobre todo en estos momentos donde por la pandemia es cada vez más el personal que se necesita en primera línea, y es allí donde quiero estar” finalizó emocionado este hombre que un día se fue de casa añorando con volver.