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Vecinos de la ciudad organizaron distintas campañas de donaciones para responder a las demandas de los pacientes y sus familiares ante la crisis sanitaria y el colapso que sufrió el hospital San Vicenten de Paul con la pandemia.

Una de las carencias que conmovió a todo el país fue que los enfermos debían soportar sentados ser atendidos en los pasillos del nosocomio por falta de camas para ser asistidos. Por ello, los vecinos juntaron miles de pesos que fueron destinados a la compra de materiales para fabricar estas camillas que otro vecino metalúrgico realizó donando mano de obra e infraestructura de su taller.

Así, esas camillas fueron donadas; pero ayer se conoció que están abandonadas en el predio, en un lugar sin protección donde estacionan bicicletas; por lo que temen que pronto se arruinen sin haber sido aprovechadas.

La indignación por esta actitud de desidia, que ronda con una falta total de respeto e inhumanidad, hizo que este documento fotográfico llegara a esta revista. Los testimonios dan cuentas que la donación de las camillas se realizaron a la actual gestión del nuevo Gerente, Guido Flores, y hasta ayer permanecían sin ser utilizadas.

La comunidad de Orán no solo se puso de manifiesto al frente de esta crisis con las movilizaciones, también se organizó para llevar al hospital insumos básicos y dotar al personal esencial de elementos de protección. Se compraron tubos de oxígeno, se fabricaron estas camillas para los enfermos y hasta porta-sueros, ya que los pacientes debían procurarse sólos el sostén de los sueros aún ante su debilidad por la enfermedad.

La población está atenta a todo lo que sucede, especialmente con el sistema de salud en la ciudad. Los funcionarios, todos, siguen siendo interpelados; y aún se esperan respuestas válidas que expliquen no solo lo sucedido sino también las reacciones para su resolución