Kiosco Manolo, el que nunca esta solo”. Manuel Rolando Cabello de 68 años lleva más medio en la venta de diarios y revistas.
El oficio de revistero es uno de esos pocos que siguen vigentes en el tiempo. Si bien en este siglo afronta el duro desafío de sobreponerse a la constante amenaza de los medios digitales, todavía es frecuente encontrar a repartidores de diarios y revistas poblando esquinas y recorriendo calles.
Manolo es sinónimo de diarios y revistas en Orán. Desde 1965. Manolo, tenía 13 años y muchos hermanos, fue por aquel entonces cuando su papá le dijo: Manolo, mi jubilación no alcanza, así que, como mayor, tenés que ayudarme a criar a tus hermanos”. Agregó: “Me fui al ingenio San Martín, donde recorría los lotes, entre el tierral y el calor”. Hoy con 5 hijos y 18 nietos, alquila un local pequeño, pero protegido.
Su rutina comienza a la madrugada y recién termina a la tarde, en su kiosco de calle Lamadrid, su vida es el reparto “Es un trabajo sacrificado, en el cual dejamos el alma. Nuestra estrategia de venta pasa por la honestidad y la predisposición”. De a poco, con dedicación, el oficio pasó a ser su medio de vida: “El que tiene ganas puede subsistir con los diarios. “Yo no tenía nada y hoy puedo decir que vivo de esto pude criar a mis cinco hijos y ayudar a mis nietos”, resumió.
Los desafíos de la vida
Que la trayectoria de una persona marque 55 años repartiendo diarios es mérito de un galardón. Sin embargo, Manolo lo toma con humildad. Cuando tenía 13 años encontró en el diario su primer refugio en la calle. Y como pasa con los amores a primera vista, jamás abandonó su vocación.