PROVINCIALES

Comienzan a notarse las secuelas de la primera ola de coronavirus en Salta

Algunos de los que tuvieron COVID-19 sufren cefaleas, pérdida de memoria y fatiga. Los que estuvieron más graves pueden llegar a TrombosIS

Pasada la primera ola de la pandemia y entrando en la segunda, el personal médico de Salta comienza a notar entre los pacientes algunas de las secuelas que deja el coronavirus. Si bien la mayoría son transitorias, muchas demandan atención del sistema de salud y también afectan desde otro punto de vista al sistema sanitario, ya que las sufren los trabajadores de hospitales que se contagiaron hasta ahora.

Si hay síntomas que persisten luego de los 15 días que en general dura la enfermedad, se considera que hay un cuadro "pos-COVID". Sin embargo, los médicos advierten que los tiempos dependen de cada paciente y de la gravedad con la que cursaron la COVID-19.

Entre los que enfrentan secuelas hay muchos que deben continuar en la primera línea de atención de la pandemia. En el hospital Arturo Oñativia, por ejemplo, el 20 por ciento del personal estuvo enfermo o aislado. De este grupo, el 75% tuvo problemas posteriores. En el hospital Papa Francisco, en tanto, se contagió alrededor del 5 por ciento del plantel.

Los pacientes con COVID-19 que tuvieron un cuadro leve y permanecieron en sus casas pueden padecer secuelas como cefaleas, dolor lumbar, dificultad de concentración y pérdida de fuerza física.

"Por ejemplo, hay gente joven que estaba acostumbrada a un ritmo de entrenamiento y después no lo puede volver a alcanzar. También hay secuelas cardiológicas, problemas neurológicos, falta de memoria o insomnio", repasó Ricardo León de la Fuente, jefe del programa de Medicina Interna y de la UTI (Unidad de Terapia Intensiva) del hospital Papa Francisco.

Entre los que estuvieron más graves, las consecuencias son peores. "Los días de internación dan información sobre la complejidad del caso. Allí hay un abanico más grande de secuelas", advirtió Nicolás Flandorffer, profesional de la Unidad de Medicina Intensiva (UMI), del hospital Arturo Oñativia.

El médico indicó que, en casos de pacientes críticos, se da una polineuropatía, que se traduce en deficiencias musculares y nerviosas. "Algunos quedan como un flan, sin fuerza, sin poder levantar la mano para comer. Es por estar con todo el tratamiento que demanda la terapia", señaló.

Otras de las complicaciones que se están observando en este tipo de pacientes es la trombosis. "La COVID -19 nos sorprendió, hay más trombosis en lugares distintos", resaltó Flandorffer y sostuvo que, por ello, se continúan suministrando anticoagulantes a algunos pacientes aún dados de alta.

La pérdida de memoria se da en ambos casos, en los que cursaron al enfermedad de forma leve o grave. "No pueden recuperar la memoria, hacer el mismo trabajo les lleva el doble de tiempo que antes. El paciente posinternado, más aún", destacó Nicolás Flandorffer.

"Son personas que pasaron su enfermedad pero no se recuperaron del todo", sintetizan los médicos sobre lo que ya se denomina como "pos-COVID".

A futuro

Al ser la COVID-19 una enfermedad reciente, no se puede aún dilucidar qué secuelas serán permanentes y cuáles no. "Si hubo pequeños infartos cerebrales, la pérdida de memoria será permanente. Sin embargo, hay secuelas reversibles. Pero cada enfermo, cada secuela. Se puede tener una secuela de un año y, con tratamiento, recuperarse. Pero ya hay algunas que intuimos que son profundas y que, probablemente, no sean recuperables", advirtió el médico del hospital Oñativia.

Entre las secuelas que "tal vez" no sean recuperables está la polineuropatía. "Por ahí se puede recuperar la fuerza pero el paciente no irá al campeonato de fútbol", resaltó Flandorffer.

También se observa que algunas consecuencias no son perceptibles hasta que algún estudio demuestra que existen. "A partir de algunos estudios se puede relacionar a la COVID con riñón, corazón, piel. En cada uno de esos órganos puede dejar alguna secuela. No todas se encuentran tan fácil. Por ejemplo, de una insuficiencia renal leve que me enteraré cuando me haga un estudio", destacó el profesional.

Nicolás Flandorffer advirtió, al mismo tiempo, que la gente que tuvo la enfermedad no debe recurrir el médico por pánico, sino específicamente en caso de sentirse mal o querer exponerse a algún esfuerzo físico especial.

"Hoy tenemos que reservar los hospitales para cosas muy importantes. Esperemos que pase la pandemia para evitar contagios", pidió el profesional de la salud.

Pacientes de la primera ola internados

En el hospital Oñativia hay dos pacientes internadas hace más de 200 días. “Tienen su enfermedad previa”, destacó el médico Nicolás Flandorffer, quien explicó que festejaron sacarle el tubo de oxígeno a una de ellas. Sin embargo, aclaró: “No le podemos dar de alta porque, por ejemplo, una de ellas tiene polineuropatía y es una paciente obesa que no se puede mover, no puede deglutir”.

 


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